Petroleras dan un giro hacia la evolución verde

El indicador más fiable de que la sostenibilidad es un valor al alza sin marcha atrás se encuentra en la economía. Y dentro del viraje que está dando la economía, pandemia mediante, hacia el cuidado del medioambiente llama poderosamente la atención los movimientos que de un tiempo a esta parte realizan las principales empresas energéticas del planeta.

Con el cerco cada vez más estrecho sobre los derivados del petróleo, estas grandes multinacionales parecen extraordinariamente conscientes de que la suerte está echada y se aprestan a adentrarse por el camino de las energías alternativas. Siguen de este modo un camino paralelo al de la industria automovilística, cada vez más centrada en la electrificación y en contar con una gama con cada vez más unidades sostenibles.

No en vano, una y otra forman parte de un mismo ecosistema complementario: si unos fabrican los vehículos, los otros producen el combustible con que se mueven los automóviles. Tiene toda la lógica, por tanto, que ante el cambio de modelo energético que se está produciendo, se busque un camino a seguir.

Además, en los últimos meses también se han producido diferentes movimientos de convergencia entre fabricantes de vehículos y empresas energéticas que anuncian movimientos de integración difíciles de pronosticar en estos momentos, pero que en todo caso parecen poner sobre aviso de que cambios de mayor calado ya se avistan en el horizonte.

Petroleras adentran producción de energía solar

En este contexto, por ejemplo, Saudi Aramco está involucrada en proyectos de generación de energía solar, aprovechando las horas de luz que tiene Arabia Saudí, un país que parece haber comprendido que sus reservas petrolíferas tienen un horizonte fijado, mientras que la energía que proporciona el Sol es prácticamente inagotable.

En definitiva, la práctica de la industria petrolera mundial ha asimilado que el proceso de transición energética no tiene marcha atrás y que, en un marco de cambios acelerados, no les conviene quedar atascados en un segmento de actividad que, a juicio de muchos expertos, tiene los días contados y al que nadie puede quitar el impulso que ha dado a la movilidad en todo el planeta, aunque con el debe del impacto ecológico.

El proceso de transformación energética parece haber activado las alianzas de colaboración entre empresas de diferentes sectores para buscar soluciones a un momento especialmente complejo.

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