En el ámbito de los hubs urbanos se multiplican las iniciativas. Desde las propias compañías, que reorientan sus establecimientos a medida que el comercio electrónico va ganando espacio a la compra tradicional, hasta los propios e-tailers, que también tienden a acercar stock a los núcleos urbanos.
De igual modo, los operadores logísticos también buscan nuevas soluciones que les permitan mejorar márgenes que son bastantes exiguos, y las propias compañías inmologísticas también ponen en marcha nuevos productos con la intención de aprovechar espacios que pueden destinarse a la distribución urbana de mercancías.
De igual modo, algunos operadores logísticos están aprovechando sus redes de puntos de conveniencia, ya sean propios o de terceros, para llevar stocks más cerca de los destinatarios finales, al tiempo que utilizan estas instalaciones como establecimientos comerciales. Así mismo, los operadores del canal on-line también buscan espacios físicos que les permitan gestionar unas mínimas existencias para satisfacer pedidos con servicios rápidos, en las mejores condiciones y sin perjudicar los márgenes.
E incluso también parecen ir llegando a Europa experiencias más propias de los Estados Unidos o de Asia, con actores puros del comercio electrónico que abren establecimientos físicos en un intento por acercarse a nueva clientela y por no perder comba en la lucha por la omnicanalidad, frente a otros modelos mixtos.
Por último, las propias empresas inmologísticas desarrollan sus propios modelos, donde han puesto en marcha proyectos pilotos con varios operadores logísticos y con el que quieren aprovechar los aparcamientos de algunas de las oficinas de su propiedad que quedan vacíos por las noches para poder instalar allí pequeños almacenes de alta rotación, destinados a realizar servicios de distribución urbana tanto diurnos, como nocturnos.
Todos estos proyectos vienen marcados por dos características contrapuestas. Por un lado se encuentra la necesidad que tienen los actores que dan servicios logísticos para el canal de comercio electrónico de contar con espacios lo más próximos posible a los principales núcleos urbanos.
Por otro, su propia idiosincrasia, las actividades logísticas constituyen un negocio que es muy sensible al coste del suelo, dado que manejan márgenes económicos muy ajustados, que les impiden poder contar con grandes espacios en los principales ejes comerciales de las grandes ciudades, donde el precio del metro cuadrado se les escapa de las posibilidades que manejan.
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