Los efectos de la pandemia se manifiestan de diferente forma en demanda y oferta de bienes y servicios, y ambos convergen en sus consecuencias sobre el shock económico financiero que vivimos. Por el lado de la demanda, los clientes de bienes o servicios han pospuesto, o eliminado, decisiones de compra por pérdida de confianza o de poder adquisitivo.
Así lo piensa Bernardo Villazán Gil, Co-Director de la Cátedra de Industria Conectada de la Universidad Pontificia de Comillas, quien asevera que en la oferta, la parada de la actividad en los mese de abril y mayo, y especialmente los incidentes y rupturas en las cadenas de suministro globales, han traído como consecuencia una contracción de la oferta, obligada también por la necesidad de reducir costes, y cuidar la caja.
Villazán anfatiza en que «existe hoy un amplio consenso sobre la aceleración observada en los procesos de transformación digital, con ánimo de mitigar los riesgos asociados a estos efectos, y encontrar nuevas oportunidades ante la incertidumbre. La robustez y accesibilidad de las infraestructuras de telecomunicaciones, y las capacidades disponibles de proceso y almacenamiento de datos, están facilitando nuevas formas de hacer y de actuar».
Añade el académico que «el teletrabajo es una de estas nuevas formas, y centra gran parte del debate sobre las relaciones laborales post Covid, la productividad y el empleo del futuro. También están presentes en la opinión pública, las consideraciones sobre el retroceso en la globalización, la aparición de nuevas barreras comerciales o proteccionistas, e incluso la eventual re localización de centros productivos si se dieran las circunstancias».
La estabilidad de la cadena de suministro en este nuevo entorno, juega un papel clave, y la logística y el transporte se enfrentan a nuevos retos. Identificar e incluir nuevos proveedores alternativos no se improvisa de la noche a la mañana. Las estrategias de compra, almacenamiento y distribución, y las nuevas normativas en materia de seguridad y salud, presentan nuevos desafíos, a los que responder con la ayuda de las tecnologías habilitadoras, y la capacidad de los profesionales.
La realidad económica del mundo post covid-19 también muestra que aquellas actividades en las que es necesario que el cliente acuda físicamente, han sido las mas afectadas, y sin embargo otras, algunas novedosas en las que el cliente recibe el bien o servicio, allí donde se encuentre, han resultado fortalecidas. La capacidad de hacer llegar en calidad y plazo nuestros productos a destino, siendo eficientes en coste, es una cuestión que cobra hoy máxima relevancia.
Los nuevos Fondos para la reconstrucción se orientan hacia grandes proyectos tractores en las áreas de movilidad sostenible, la agro industria conectada e inteligente, el hidrógeno como alternativa energética, y la digitalización estructural de procesos. En todos ellos la contribución de la logística es esencial, así como la formación y actualización en habilidades digitales.
Relacionada: Desafíos del transporte se centran en Digitalización, escasez de conductores y descarbonización