España tiene un problema con la emisión de gases y la cadena logística. Es que son diversos los estudios recientes, como el Observatorio para la Sostenibilidad del economista José Santamarta y el ecólogo Fernando Prieto, que afirman que el sector es culpable del aumento de la contaminación en el ambiente durante el último 2021.
Este informe explica que las emisiones de gases invernadero se incrementaron en el país un 5,9% el año pasado, dejando atrás así una tendencia de disminución desde 2018, que se había marcado más por la pandemia, claro. Pero desde el cuatro trimestre de 2021 las cosas han vuelto a la senda alcista, y la expectativa no es mejor.
De hecho, se sabe que el transporte de mercancías prevé facturar un 20% más en 2022, y no queda ninguna duda de que se debe a una creciente demanda de un mercado aún en expansión tras el confinamiento. Mientras crece la recaudación de quienes participan en las cadenas logísticas, también crece la contaminación.
Para que quede en evidencia la responsabilidad que se le puede adjudicar el transporte, o mejor dicho a la clara falta de medidas para contrarrestar su contaminación, basta ver que la emisión de gases de éste aumentó considerablemente por encima de la media, un 13,8% de 2020 a 2021, contra ese menor 5,9%.
Por supuesto, esto no es casual, sino una consecuencia de que España sea uno de los países más dependientes de su transporte por carretera, con un escaso desarrollo de otras alternativas de menor impacto para con el medio ambiente, como por ejemplo el tren, que recién está comenzando a evaluarse como una opción en el sector.
“Los objetivos europeos para España, con los datos de 2021 y los del 2022, no se lograrán con la dinámica actual”, señalan los autores del estudio, que no son demasiado optimistas, y creen que las estimaciones para 2040 serán descartadas, y que, como algunos ya suponen, recién podremos descarbonizar el transporte para el año 2050.
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