Hacia almacenes más tecnificados y más humanos

De un tiempo a esta parte, los almacenes han dejado de ser esos lugares oscuros de los que apenas se sabía nada a ser el secreto mejor guardado para las empresas que mejor han sabido gestionar unos stocks sometidos a fuertes oscilaciones durante la pandemia.

Sin embargo, hay una variable que no ha conseguido cambiar la crisis sanitaria, y es la que está relacionada con los costes que suponen un alto nivel de inventario, tanto por la pérdida de valor de la propia mercancía, como por la superficie destinada al almacenaje, así como por los costes de gestión de referencias en que se incurre.

En este sentido, parece que las tendencias de la Industria 4.0 encamina las instalaciones logísticas hacia una nueva fase en la que la operativa de los trabajadores coexistirá con la actividad que lleven a cabo equipos autónomos dedicados a actividades concretas y, seguramente, más repetitivas y de menor valor.

La automatización del almacén aumenta la eficiencia, la velocidad y la productividad al reducir las intervenciones humanas. Para ello se vale de tecnologías como los AGVs, el picking robotizado o los sistemas automáticos de almacenaje, sobre la base de que los almacenes requieren una combinación de tecnologías de automatización eficientes para controlar los costes logísticos operativos.

Por un lado, la integración de AGV en el almacén ayuda en la automatización del movimiento de mercancías, ya que permiten procesar mercancías de gran volumen a escala con operaciones de picking en el almacén.

Por otra parte, el uso combinado de los sistema de picking robotizado y de almacenaje automatizado permiten mejorar la gestión del almacenamiento, aprovechar mejor el espacio disponible y reducir la mano de obra, con lo que se reducen los costes operativo general y se aumenta la seguridad.

Todo ello servirá para mejorar la precisión en aquellas operaciones logísticas más repetitivas y estandarizadas, aunque, en todo caso, se seguirá necesitando la intervención humana para atender situaciones no previstas y hacer frente a incidencias.

En este caso, se está abriendo paso también el uso de dispositivos de asistencia para facilitar la tarea de los operarios sin perjudicar la velocidad y la precisión de la actividad. En este ámbito se sitúan los sistemas de picking por voz o de pick to light, así como el uso de la virtualización para aportar información y localización precisa en almacenes.

Adicionalmente, la sensorización de los almacenes permitirá un control más exahustivo de las referencias, mientras que, de igual manera, el uso cada vez más frecuente de drones mejorará la localización de existencias.

Finalmente, el auge del comercio electrónico ha hecho que aparezcan formas híbridas que aúnan lo que es un almacén con lo que supone tener una tienda. Con ello se busca más eficiencia y rentabilidad en la hipercompetitiva última milla, que obliga a contar con instalaciones en el centro de las ciudades para poder atender al potente crecimiento del comercio electrónico. En este sentido, serán cada vez más comunes michrohubs urbanos equipados con soluciones de automatización específicas.

Con todo, es conviene no olvidar el importante papel que juega el factor humano en los almacenes, pese a los avances que van produciéndose en automatización. Dentro de este ámbito se intenta paliar la falta de profesionales con experiencia y la fuga de talento con mejoras en la actividad y la infraestructura, que incluyen instalaciones más luminosas, eficientes, mejor conectadas y con servicios que permitan facilitar la labor de los operarios.

Así mismo, con esta tendencia a mejorar el entorno de almacenamiento, se pretende atraer personal a una actividad que sufre una acuciante escasez.  Así pues, todo parece indicar que, además de más tecnológicos, los almacenes también tienden a ser más humanos, o al menos evolucionarán para dejar ya para siempre aquellos lugares oscuros que alguna vez fueron.

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