El transporte marítimo vive, como el conjunto de la economía mundial, una etapa en la que la incertidumbre marca la pauta. A estas dudas se suman en 2025 la llegada de un nuevo esquema de alianzas entre las navieras que tendrá que asentarse en los primeros meses del próximo ejercicio y que plantea algunas novedades operativas.
El Propeller Madrid ha analizado esta situación en un encuentro que se ha celebrado en la localidad madrileña de Coslada. En esta cita se han abordado diferentes aspectos del mercado marítimo tras el fin de la ‘block exemption‘ y la reconfiguración de las alianzas consecuente, con nuevos modelos y estrategias. En términos generales, los expertos reunidos prevén un alto grado de incertidumbre para 2025 y no descartan nuevas disrupciones que podrían afectar al comercio marítimo internacional.
Sin embargo, al mismo tiempo, también es posible que algunos de los conflictos geopolíticos actualmente activos pudiera resolverse, lo que afectaría de manera directa a los puertos españoles, que viven un auge coyuntural de los tráficos de contenedores en tránsito por los desvíos de los tráficos del mar Rojo por el cabo de Buena Esperanza.
Entre los principales riesgos para los primeros meses de 2025 pueden destacarse las negociaciones laborales en los puertos de la costa este norteamericana, que se retomarán a mediados de enero, y la nueva política arancelaria que implantará la nueva Administración Trump, también en enero, que se espera agresiva, si hay que hacer caso a las declaraciones públicas al respecto.
De cara al próximo ejercicio, tras un 2024 de ascenso de la demanda, la evolución de esta variable podría moderarse, al igual que la oferta, con lo que el mercado busca un nuevo equilibrio en un contexto de mantenimiento en paralelo de la conectividad portuaria española.
Por lo que respecta a la sobrecapacidad de la flota, los expertos estiman que, aunque pudiera pensarse que es un factor real de mercado, también hay que tener en cuenta las presiones regulatorias para renovar la flota y la reducción de la velocidad de navegación para tener en cuenta su impacto comercial real.
En cuanto a la evolución en el tamaño de los buques se anticipa una evolución heterogénea, aunque no hacia portacontenedores más grandes, especialmente si se tiene en cuenta las limitaciones existentes desde el punto de vista de la infraestructura portuaria, algo que afecta a la agilidad de las tareas de estiba y a la evacuación de carga por vía terrestre.
En cuanto a los fletes, los expertos reunidos por el Propeller Madrid estiman que el mercado tiene que buscar un equilibrio que permita sobrevivir a navieras y clientes, sin reducir la competencia y sobre la base de que lo realmente importante en el contexto actual de mercado es que los productos lleguen a sus mercados de destinos.
De igual modo, la aparición de posibles nuevas disrupciones también es un componente a tener en cuenta en la evolución de los precios de los servicios de transporte marítimo de cara a los próximos meses.
En este mismo sentido, las navieras tampoco tienen claro el impacto que va a tener la nueva normativa europea de comercio de derechos de emisión sobre posibles alteraciones de flujos y sobre los fletes, aunque se atisba una evolución al alza dado que algunos factores que marcan su variación están fuera del control del propio mercado.