La industria de la manipulación de contenedores está en constante evolución, tratando siempre de desarrollar nuevos productos y servicios. El objetivo de una terminal de contenedores es servir a las navieras y operadores logísticos de la manera más efectiva posible, pero a fin de cuentas, sus logros se miden por el número de contenedores movidos.
En este sentido, es preciso que todos los actores involucrados estén dispuestos a construir terminales más competitivas y preparadas para operar cada vez más rápido, tal y como explican desde Kalmar. Construir o reformar una terminal implica un gran trabajo, especialmente por la cantidad de sistemas de automatización y servicios digitales que es necesario implementar en la actualidad.
Cuando se trabaja en un proyecto similar a lo acostumbrado, como la entrega de equipos para la gestión de contenedores, existen numerosas variables en el proceso, pero la experiencia y capacidad de los implicados permite gestionar cualquier imprevisto. En cambio, cuando se trata de soluciones innovadoras, hay aspectos que solamente se pueden valorar a posteriori y es necesario confiar en la experimentación y los nuevos avances.
No obstante, para una ejecución exitosa de un proyecto de este tipo, es preciso que los socios tengan bien definidos unos objetivos finales. En la primera fase, deben escogerse los proveedores mediante un tender, especificando una descripción de las tareas a llevar a cabo, pero dejándoles a ellos los detalles técnicos. Lo mejor que pueden hacer los inversores, a juicio de Kalmar, es confiar en la habilidad de los expertos para desarrollar la solución requerida y efectuar la entrega a tiempo.
En una segunda etapa, deben pensar cómo implementar con éxito la nueva tecnología en desarrollo y evaluar los posibles escenarios a los que se enfrentan. Para ello, es importante que todos los interesados, entre los que se encuentran el puerto, las ingenierías, los proveedores de equipos y los expertos en Tecnologías de la Información, formen una alianza y trabajen juntos, con un mismo objetivo.
Esto requiere un enfoque diferente en cuanto a los contratos y la ejecución del proyecto, pero permite un mayor aprendizaje y experimentación que el modelo tradicional de subcontrataciones. Los participantes en la alianza deben comprometerse a tomar decisiones conjuntas, confiar unos en otros, estar abiertos a nuevas ideas, pensar diferentes mejoras, compartir ahorros y gastos, y llegar a un acuerdo sobre los ingresos del proyecto.
Desde Kalmar, se invita a la industria a cambiar su manera de afrontar los proyectos, dado el notorio aumento de su complejidad y la necesidad de enfrentarse a problemas inesperados, que es más sencillo resolver si todas las partes se mantienen unidas.
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