Las perspectivas económicas de América Latina para 2024 están pintadas con una pincelada de desafíos y oportunidades, a medida que los riesgos políticos permaneces, pero también surgen posibilidades de inversión. Esta fue la conclusión clave de un seminario web reciente organizado por Economist Intelligence Unit (EIU), división especializada en inteligencia de mercado de The Economist Group.
El seminario web, titulado “El panorama de América Latina para 2024”, cubrió una amplia gama de temas, incluido el crecimiento económico general de la región, el impacto de las tendencias políticas y regulatorias, y el potencial de sectores específicos. Los presentadores reconocieron la desaceleración esperada del crecimiento económico para 2024, y algunos países como Brasil y México enfrentan reveses temporales. Sin embargo, también destacaron el potencial de recuperación en años posteriores, impulsada por factores como el aumento de los precios de las materias primas y el aumento de las inversiones en infraestructura.
Uno de los temas centrales discutidos en el seminario web fue la evolución del panorama económico global. Los presentadores enfatizaron el alejamiento de un modelo centrado en la eficiencia hacia uno que priorice la resiliencia, la sostenibilidad y la geopolítica. Este cambio tiene implicaciones importantes para América Latina, ya que requiere que la región adapte sus estrategias económicas para seguir siendo competitiva.
Según publica Construcción Latinoamericana, se estima que los bancos centrales de la región seguirán superando a sus pares de los mercados desarrollados en la flexibilización de la política monetaria, brindando cierto respaldo a las perspectivas de crecimiento del PIB para 2024. Sin embargo, una política monetaria aún estricta en las economías desarrolladas pesará sobre las perspectivas de crecimiento de la región en debilitar la demanda en mercados de exportación clave.
Se advirtió que una desaceleración en Estados Unidos actuará como un lastre para las perspectivas de crecimiento de México, luego de un auge de inversión impulsado por nearshoring en 2023. No obstante, esta tendencia seguirá respaldando las perspectivas para México, país que sería el mayor beneficiario de las tendencias actuales en la reubicación de la cadena de suministro, impulsadas sobre todo por la situación geoeconómica.
Otros países, como Panamá y Costa Rica, también se beneficiarán de los esfuerzos de Estados Unidos para desarrollar una cadena de suministro regional con países amigos (y capaces) del hemisferio.
El seminario web también exploró el impacto de las tendencias políticas y regulatorias en las perspectivas económicas de América Latina. La región está atravesando un período de cambios políticos sustanciales, pero muchos nuevos gobiernos ya han asumido sus cargos y, de acuerdo con la EIU, la incertidumbre política comenzará a disminuir en 2024, poniendo fin, al menos al menos temporalmente, a la ola anti-gobernanza que se ha extendido por la región en los últimos años.
Sin embargo, el retroceso democrático y el malestar social seguirán siendo riesgos durante el próximo año, advierten. Las próximas elecciones estadounidenses y su posible influencia en la política estadounidense hacia la región se identificaron como factores clave a tener en cuenta. Además, los presentadores discutieron la importancia de la estabilidad política interna y la necesidad de reformas estructurales para fomentar el crecimiento económico a largo plazo.
A pesar de los desafíos, el seminario web concluyó con una nota positiva, destacando las oportunidades de crecimiento y desarrollo en América Latina. Se mencionaron los abundantes recursos naturales de la región, la población joven y en crecimiento y la creciente digitalización como posibles motores de la prosperidad futura. Sin embargo, los presentadores enfatizaron la necesidad de que los países latinoamericanos adopten la innovación, inviertan en educación e infraestructura e implementen políticas económicas sólidas para aprovechar estas oportunidades.
En conclusión, las perspectivas económicas de América Latina para 2024 son complejas, con vientos en contra y a favor. Si bien la región enfrenta desafíos como una desaceleración del crecimiento y la necesidad de adaptarse a un panorama global cambiante, también existen importantes oportunidades de desarrollo. Al adoptar la innovación, fomentar la estabilidad política e implementar políticas económicas sólidas, los países latinoamericanos pueden navegar en el cambiante panorama y lograr un crecimiento sostenible e inclusivo en los próximos años.