Una de las mayores dificultades con las que se enfrentan las startups latinoamericanas a la hora de escalar su crecimiento es la falta de financiación. En los últimos años, sin embargo, las startups de la región continúan ganando adeptos en el mercado de capitales, particularmente, en lo que se conoce como inversiones de capital privado y capital de riesgo, también conocido como venture capital, en inglés.
Según publica El Diario Exterior, en 2021, las empresas tecnológicas con sede en Latinoamérica lograron atraer nada menos que 7.200 millones de dólares estadounidenses en inversiones de capital riesgo, más de tres veces lo recaudado al inicio de ese año, según el informe ‘State of Venture Report’ de CBInsights.
Algunos de los desembolsos más abultados en este periodo corresponden a operaciones de inversión logradas por empresas en estado intermedio, es decir, aquellas que ya están más avanzadas en su proceso de expansión, tales como C6Bank, Nubank y Kavak. Aún así, la mayoría de los fondos todavía están destinados a compañías en fases tempranas de desarrollo.
Con un total de 9.300 millones recaudados en la primera mitad de 2021, este volumen de inversiones y representó casi el doble de los 5.300 millones registrados durante todo 2020, año en que la pandemia de coronavirus visiblemente desaceleró las inversiones en startups latinoamericanas.
Ese momento de incertidumbre parece haber quedado atrás, o al menos eso indican los 396 acuerdos de inversión alcanzados en el primer semestre de este ejercicio, cuyo valor promedio roza los 23,5 millones de dólares.
Cabe destacar que las empresas siempre están sometidas a diversos riegos que pueden complicar sus operaciones y por ello siempre será importante gestionarlos. Lamentablemente muchas organizaciones no toman en consideración estos peligros e incluso para algunos ejecutivos es un gasto innecesario. Se trata de un error garrafal y que puede tener serias consecuencias.
A juicio de Akira Sato, Profesor de la Universidad Makenzie en gestión de riesgos, ingeniero y CEO en InFormaSeg, gestionar los riesgos corporativos no es solo saber dónde están, sino también fortalecer nuestras debilidades. “Por ejemplo tengo una cantidad de capital para invertir en mitigación de riesgos, pero si no sé dónde están puedo hacer una inversión incorrecta y cuesta caro porque fallaste en proteger lo que necesitabas para extender la protección donde no la necesitabas, es decir, te equivocas dos veces, entonces conocer el riesgo es más que proteger, es un proceso de ahorro y mejora continua.”
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