Con el 65% de las reservas mundiales de litio, Argentina, Bolivia y Chile, que conforman el ‘triángulo del oro blanco’, pueden soñar con una nueva prosperidad. El contexto global de alza de la demanda de este mineral les favorece: el precio de la tonelada de litio ha pasado de 6.400 a 45.000 euros entre 2021 y 2022.
Según explica Bio Bio, es una tendencia que se explica por la transición energética: varios países, regiones y ciudades fijaron objetivos de reducción de emisiones de gases contaminantes. Esto implica el abandono de los autos con motores de combustión, y la generalización de vehículos eléctricos con baterías de litio.
Si los países industrializados cumplen con sus objetivos de reducción de gases de efecto invernadero, la demanda mundial de este mineral se multiplicará por 40 de aquí a 2040, según la Agencia Internacional de la Energía. Existe “una oportunidad de oro para América del Sur”, anticipa Juan Carlos Zuleta, economista boliviano y buen conocedor del mercado del litio.
“La demanda ha crecido muchísimo. Esto se refleja en el incremento vertiginoso del precio en los últimos dos años y es posible que se mantenga por lo menos por unos 10 años más”. En entrevista con RFI, el economista indica que los tres países que conforman el triángulo del litio deben actuar ahora para conformar una cadena productiva de elaboración de baterías con litio.
Si uno sobrevuela los salares suramericanos, podrá admirar las inmensas piscinas de evaporación de salmuera, esa agua cargada de minerales. Una paleta de colores azules, verdes y turquesas. Pero detrás de este paisaje, la realidad es menos poética. La explotación del litio amenaza gravemente los recursos hídricos.
En Chile, la microbióloga Cristina Dorador ha denunciado el impacto negativo de la minería de litio en los microorganismos. En marzo pasado, las autoridades chilenas del medioambiente (SMA) pidieron sanciones financieras a la minera estadounidense Albermarle por rebasar el límite de bombeo de 442 litros por segundo para extraer salmuera que contiene litio.
“En Sudamérica, el litio, a diferencia de lo que ocurre en Australia, donde se extrae de una roca dura, se extrae del agua subterránea, de acuíferos. Hay grandes concentraciones de litio que se encuentran en los acuíferos por debajo de los salares”, explica el hidrogeólogo Marcelo Sticco, profesor de la Universidad de Buenos Aires.
Relacionada: Amenaza latente: Las baterías de iones de litio en el transporte de carga