A pesar del optimismo con el que algunos inician 2024, a los ecuatorianos le esperan todavía horas sin energía eléctrica, los posibles efectos del fenómeno climático El Niño que pronostican implacable, y un rosario de calamidades económicas, como las deudas del Ejecutivo con prefecturas y municipios.
Prensa Latina publica que, a eso se suma el temor y la zozobra por la inseguridad en una nación considerada la más violenta de América Latina, con más de siete mil homicidios en 2023. Vaticinar es arriesgado, pero la posibilidad de recurrir a medidas impopulares para cubrir el déficit fiscal, como la eliminación de subsidios, podría conllevar a un escenario de conflictos y protestas sociales. No obstante, probablemente haya mesura en este tema debido a las pretensiones de reelección del mandatario, Daniel Noboa. Si bien el salario básico aumenta desde este mes de enero de 450 a 460 dólares, el alto índice de empleo informal mantendrá y profundizará la desigualdad.
A su vez, la falta de recursos económicos en las arcas del Estado provocará más problemas en los servicios públicos, salud, educación, vivienda, vialidad, e incluso pudiera afectar el cumplimiento de promesas electorales como la reducción significativa de la criminalidad e inseguridad.
Ecuador vivirá nuevamente un año electoral debido a la consulta popular ya anunciada por el Gobierno para tratar de temas de seguridad y reformas judiciales, proceso previsto en un inicio para marzo o abril, aunque aún no se han divulgado las posibles preguntas.
Además, de cara a las elecciones presidenciales y legislativas de febrero de 2025, desde los últimos meses comenzará una esperada campaña anticipada con los eventuales candidatos. Ese proceso sacudirá el escenario político con alianzas y rupturas de movimientos.
En el 2023, los ecuatorianos enfrentaron uno de los años más difíciles de sus vidas en medio del desempleo, crisis económica, sicariatos y extorsiones, muerte cruzada, migración y crisis energética. El 2024 se espera mejoren las perspectivas del país.